CRISTINA 2011

CRISTINA 2011
Menos mal que Macri tiene a la "señora de enfrente" que arregla todos los kilombos y lucha por todos los argentinos

miércoles, 27 de abril de 2011

Este viernes nos volvemos a encontrar aula 212.

Los materiales están disponibles en fotocopiadora "el alumno" Santiago del Estero casi Carlos Calvo.
Para este viernes Apuntes de Historia Militar.

lunes, 25 de abril de 2011

“Caparros se pinosolanizó”

Por: Juan J. Olivera*
Da pena que Caparros se sume también a la campaña contra La Cámpora, ¿otro que se pinosolanizó? De movida se me ocurre pensar sin mucho esfuerzo y al voleo mientras escribo.

Sabemos ya por varios informes que difundieron 6-7-8 y otros medios alternativos que Clarín, a través de Margneto operó junto a La Nación, Perfil, y otros diarios del interior subsidiarios de estos multimedios, como el diario HOY de La Plata, que firmaron un acuerdo para difamarnos y poner quinta a fondo contra el gobierno de Cristina.

Esta visto, las corporaciones mediáticas van hacer el trabajo sucio que vienen realizando desde hace mucho tiempo. Pero esta vez, con una saña mayor. Ante una oposición inoperante, no les queda otra cosa que salir furiosamente a la cancha o a la calle, como más te parezca sin abuzar del refrito léxico futbolero, que se utiliza a diario y muchas veces en demasía en la política vernácula, y que a veces no sabemos si estamos hablando con un militante o un Director Técnico de futbol.

Las corporaciones mediáticas, como parte de su estrategia opositora, está tratando de enfrentarnos inútilmente con Moyano, los compañeros de la Juventud Sindical y la CGT. Sin ignorar que uno de nuestros referentes nacionales: Mariano Recalde, director de Aerolíneas, es el hijo de Héctor Recalde el abogado y respetado dirigente de la CGT que viene haciendo política junto al camionero desde los tiempos del MTA. Moyano, para los que no tienen memoria fue uno de los pocos que enfrentó a los "gordos" menemístas en los 90 y a las politicas neoliberales de entonces.

El Viernes 15 de abril en la sede Constitución de la Facultad de Cs. Sociales hicimos el lanzamiento de un "Taller de Peronismo" donde acudió, entre otros invitados, el sociólogo Artemio López, como figura principal del panel que disertó sobre el tema. En la edición digital del domingo 17 de abril el diario Perfil se refiere al evento y al programa del seminario con términos burlones y chicaneros. Pero también, llamativamente, pone entre los participantes al compañero dirigente de los trabajadores judiciales, Julio Piumato, como uno de los asistentes.

Pero Piumato, no estuvo esa tarde en la Facultad de Sociales, tranquilamente podría haber estado entre los invitados, es más, seguramente lo invitaremos, sin embargo, esa noche no estuvo. Nos llama la atención que el cronista de Perfil nombre al dirigente judicial -también miembro de la CGT y antiguo aliado de Moyano, también desde el MTA de los 90- con un giro literario sarcástico y una ironía berreta.

Entonces, ¿Por qué los multimedios hegemónicos cuando se refieren, a La Cámpora en su rol gubernamental, la muestran enfrentada a la CGT, a La Juventud Sindical y a Moyano? Pero cuando se hace referencia a La Cámpora en su rol militante, en los lugares que ejerce su trabajo político, se hacen referencia a la vinculación que tiene la agrupación con la CGT, La Juventud Sindical y Moyano, cargando esa relación de ironías, chicanas, acusaciones falsas y todo tipo de “pescado podrido”, por un lado, y por el otro, a esa referencia se la utiliza como un “espanta vieja”, una forma demonizadora y estigmatizante del movimiento obrero y sus legítimos dirigentes. ¿Por qué cambiará tanto la crítica de los medios para un caso y para otro?, en el primero, somos presentados como enemigos mortales y en el otro somos socios en una oscuro entramado.

Las patas de esta mentira son tan cortas y evidentes que ya a casi nadie engañan. Es tan vieja y poco sutil la forma en que los poderosos del capital demonizan a la política y a quienes la practicamos como un ejercicio inalienable de las libertades democráticas que nuestro pueblo supo conquistar a fuerza de tanto trabajo y sangre, que da pena y vergüenza que hombres como Lanata, Pino, Caparros y hasta el mismo Vargas Llosa manchen y empasten con tintas alcahuetas, venales y cipayas, las palabras.

En fin los peronistas, nosotros, jóvenes de hoy, como los del ayer, bien sabemos que siempre los que nos acusan de quitar la palabra o de tener prácticas poco democráticas nos terminaron dejando mudos y convirtieron al país en una gran cárcel con miles de muertos, torturados, desaparecidos, exiliados y dejando a la patria y a su pueblo exhausta y desvalida.

Por eso nuestra responsabilidad como generación joven ante la historia y de cara al futuro es no bajar las banderas y continuar el trabajo y la lucha por una argentina libre, justa y soberana, en un continente unido, que incluya a las minorías, que piense los problemas ecológicos y ambientales y todos los nuevos derechos que hagan de la vida digna y persigan la felicidad, el amor y la igualdad.


*Coordinador del Seminario “Taller de Peronismo”, Ayudante de Pensamiento Político Argentino. Ciencia Política.UBA, integrante del grupo político cultural FUEYES de La Cámpora.

miércoles, 13 de abril de 2011

Taller de Peronismo. continúa Viernes 29/04 a las 20 hs.


Taller de peronismo. "...a lo único que no estamos dispuestos es a no discutirlo"



Facultad de Ciencias Sociales.
Universidad de Buenos Aires.

Seminario:
                                  “Taller de Peronismo. Aproximaciones a un estudio”

Venimos a saldar una deuda histórica de la universidad con nuestro pueblo argentino, pero también con el latinoamericano. Sentimos la necesidad imperante de reponer al peronismo en el estante que corresponde a los movimientos populares latinoamericanos. Debemos acercar a nuestros compatriotas y pueblos hermanos una visión del peronismo acorde a el rol liberador que ha ejercido en nuestro país, que ha sido y es deformada de mil maneras, sea por la academia, sea por los monopólicos medios de comunicación

Interpretar la originalidad del fenómeno peronista a través de sus propios textos, de su propia "producción" y tratar de leerlo desde adentro es uno de los objetivos de este taller para poder comprender sus motivos y razones. Y de ese modo poder observar su complejidad y su planificación casi obsesiva de todas las aristas de nuestra realidad, hace que de cada tema a explorar el peronismo haya dejado una marca, ya que se ha ocupado de muchísimos problemas de nuestra argentina. Esto contrasta notablemente con la improvisación y debilidad estratégica de muchos de sus detractores u opositores.

Nuestro desafío es debatir o reponer el debate sobre Perón y el peronismo, no para canonizar a Perón y fijar una sola mirada sobre el peronismo o una versión dominante que se piense como "verdaderamente peronista" por sobre otras maneras también cálidas de concebirlo. Sabemos que todas las versiones de un mito son verdaderas. Al mismo tiempo, nuestro desafío, al sondear en los textos originales del peronismo, está mucho más allá de presentar una lectura prolija o políticamente correcta prefabricada para hacerla rumiable y fagocitada académicamente, tampoco una previsible visión "supuestamente de izquierda" del peronismo para terminar odiando a Perón por no ajustarse a tales teorías sin comprender las razones, los orígenes y los motivos que el peronismo lleva consigo.

No hemos tenido en nuestra universidad la oportunidad de leer a Perón de primera mano. Sus textos no tienen lugar en las bibliografías de las materias que cursamos, siempre leemos interpretaciones sobre lo que Perón dijo o hizo. Rara cosa, ya que la UBA siempre se caracterizo por leer en principio las fuentes primarias y luego las interpretaciones. Para todo hay una excepción y esa es la lectura de los textos de Perón.

En este taller trabajaremos con los textos peronistas originales e iremos una vez más a la fuente y pondremos los pies en ella como trabajadores del pensamiento que buscan armar un conocimiento que aporte a un país mejor.

Concebimos este Taller de Peronismo en homenaje a la memoria de nuestro compañero Néstor Kirchner, uno de los grandes nombres y hacedores de nuestra independencia y, como un aporte, para saldar una deuda histórica de la Universidad Nacional de Buenos Aires con un gran patriota: el General Perón y su obra

                                              Taller de Peronismo "a lo único que no estamos dispuestos, es a no discutirlo"


El formato es semanal, una semana con invitados y la otra de discusión y trabajo sobre los textos.


Facultad: Ciencias Sociales. Sede Constitución. Santiago del Estero


Lugar: Hall central


Dia: Viernes 20hs


Inauguración: 15 de Abril 2011


Coordinación del taller: Gastón Salcedo y Juan Olivera


Organizan: La Cámpora Sociales - Estudiantes-Graduados- Docentes


Contacto: Lacamporasociales@gmail.com / Lacamporagraduadosfsoc@gmail.com




Ver programa y actualización de cronograma en:


lacamporasociales.blogspot.com / lacamporagraduadosfsoc.blogspot.com

 Trayectos y recorridos.

Nos sentimos parte de una larga tradición de lucha por el conocimiento que podemos remontar desde aquella bisagra que significó para nuestras universidades públicas las Cátedras Nacionales donde surgen nuevas maneras de pensar muestro país, nuestra región y las diversas líneas de interpretación de los fenómenos populares.

Pasado ese plomo sangriento de la dictadura militar, que dejó mudas las voces y a los cuerpos exiliados, retornamos a la democracia. La universidad fue entonces intervenida por el radicalismo, donde a la vez de buscar dejar de lado la atroz experiencia de la dictadura, también aprovechó la ocasión para dejar atrás a las incipientes formas nacidas en el seno de las experiencias populares que se expresaban en la universidad y eran desechadas, rotulándolas peyorativamente como emanaciones autoritarias, clientelares y populistas de una época pasada. Así, la universidad radical quiso aferrarse a un ideario democrático liberal (más liberal que democrático) que estuviese atornillado a las complejas estructuras burocráticas de ascenso y promoción, y que aún hoy, siguen vigentes en el poder silencioso de las jerarquías administrativas, en las fosilizados cronogramas curriculares de las materias, en los alienados programas sin ligazón con la realidad y rellenos de bibliografías norteamericanas y europeas, que analizan y dictaminan juicios sobre nuestras prácticas sociales. En resumen, una UBA, no ya aquella Universidad Nacional de Buenos Aires que condujera el gran Rodolfo Puiggrós que tenía al forjista Arturo Jauretche en EUDEBA entre otras importantes figuras del pensamiento Nacional, sino una de profesores acomodados que hicieron buenas migas con aquella intervención alfonsinista de Delich primero y de Shuberoff después.

Los años 90 fueron dramáticos no ya por las balas, si no por los ajustes económicos y el desprecio hacia la universidad argentina que mostró el gobierno neoliberal menemista que mandaba a lavar los platos a los científicos del CONICET. Ya no mataban a los estudiantes, ahora se los elitizaba, mientras se daba el parte de defunción de la universidad pública entera. La cultura universitaria de estos amos fue de resistencia al neoliberalismo. A la defensiva de los ajustes y recortes presupuestarios y a la menemista Ley de Educación Superior. La coyuntura nos ponía en jaque todos los días obligándonos a movilizarnos por las constantes acechanzas que nos ponían al borde de la privatización de la educación.

La Cátedra Libre del Che fue un interesante movimiento, que en esos finales de los 90 intentaba volver a pensar algunas cuestiones, ya que percibíamos que no alcanzaba con defendernos sino que también teníamos que cuestionarnos a nosotros mismos. Porque el individualismo neoliberal se nos estaba metiendo dentro de nuestras lógicas, y si bien, estábamos logrando que no se privatice la educación, nos estábamos volviendo individualistas nosotros mismos al encerrarnos y aislarnos en las universidades dando una lucha reducida y sectorial.

A ese gesto de cátedra del Che, le siguieron otras como la de Walsh y la de Cooke que sumado a lo anterior eran líneas que nuevamente intentaban reconstruir los lazos que nos ataban indefectiblemente con nuestro pasado y nuestras raíces populares, deslizándonos hacia la compresión de algunas sendas transitadas por el peronismo y particularmente de autores enrolados en esa fuerza política.

El estallido popular del 19 y 20 de Diciembre del 2001 no solo terminó con el patético gobierno de De la Rúa, sino también fue un viraje conceptual para la sociedad entera que rompió con los parámetros del pensamiento único del neoliberalismo económico, la partidocracia electoralera, y una nueva revalorización del Estado como mediador en la crisis. Al mismo tiempo se estaban desarrollando un sin número de experiencias sociales de base solidaria y movimientos sociales vinculados al desempleo, a la falta de vivienda y a la inclusión social y de género. Esta vez el cataclismo social había alcanzado también a las universidades y a su fuerza más viva: los estudiantes, y estos lejos de mostrarse meramente movilizados se integraron de lleno a los distintos movimientos sociales emergentes y al fenómeno de las asambleas barriales.

Para la Universidad, específicamente, el fin del gobierno de la Alianza significó el colapso del radicalismo partidario estudiantil encarnado en la Franja Morada y un pequeño e incipiente proceso de cuestionamiento estructural político-académico que se extiende hasta hoy.

Por otra parte, desde la llegada de Néstor Kirchner a la presidencia, el 25 de Mayo de 2003, desde el gobierno se proyecta una línea política clara y alternativa a las antiguas políticas universitarias emanadas de los ejecutivos, por un lado, en lo concerniente a la relación Poder Ejecutivo – Universidad, y esto se debe al rol preponderante que ha retomado el Estado sobre los poderes sectoriales y corporativos, por otro lado, se funda una revisión del peronismo donde el santacruceño será un puente generacional con aquella juventud maravillosa de los años 70 y la generación del Argentinazo del 2001, donde el la lucha por los derechos humanos, el desempleo y la revalorización del Estado frente a los poderes políticos y financieros externos, serán los ejes principales de la nueva agenda política.

Hoy vemos necesario repensar, a luz del kirchnerismo, la tradición del peronismo, o el kirchnerismo, a la luz del peronismo. Para repensar el nuevo peronismo que es el kirchnerismo. Porque cada generación debe repensar sus tradiciones no para decir lo mismo, sino para sacar sus propias y nuevas conclusiones. No venimos acá para decir lo mismo que lo que ya se dijo, sino para tratar de reflexionar sobre el peronismo y la relación que tiene con el kirchnerismo, como algo novedoso, que viene a transformar la patria, para siempre, como lo hizo el peronismo hace 66 años, aquel luminoso 17 de octubre de 1945.

Finalmente, señalamos como rasgo distintivo de este período, que se da una interesante referenciación después de mucho tiempo, entre los estudiantes y el gobierno nacional, que reaviva la posibilidad de pensar una universidad estrechamente ligada a los intereses nacionales y populares, formando parte del proyecto de nación y su desarrollo, consustanciada, asimismo con el pensar y el sentir sudamericano que nos inspira y nos guía, en este bicentenario de las grandes gestas patrióticas del continente.


Programa Preliminar


1.El Profesor Perón.

La trilogía textual
-Apuntes de Historia Militar
-La guerra Ruso- Japonesa
-Toponimia patagónica de etimología araucana.

2. El conspirador imberbe

-Lo que vi de la preparación del golpe de 1930
-EL G.O.U. y la revolución del ´43
-La biblioteca de Perón
-Carta con motivo de la muerte del Comandante Ernesto "Che" Guevara.
-Forja sobre la revolución de 1943

3.El amigo de los trabajadores

-La Secretaria de Trabajo y Previsión Social
-El terremoto de San Juan: Evita y Perón en el Luna Park.
-Perón y los sindicatos.
-¡Perón está en la radio!.

4. El 17 de octubre, "el primer trabajador..."

Miradas sobre el 17 de octubre:
-Scalabrini Ortiz, el subsuelo de la patria sublevada.
-Jauretche, carta de FORJA.
-Ezequiel Martínez Estrada, los habitantes del sótano.
-Cipriano Reyes, testimonios.
-Félix Luna, El 17...
-Perón en los balcones de la Casa Rosada.

5. Debate sobre los origenes del peronismo.

-Germani, subdesarrollo y modernización.
-Di Tella, el trabajo de las elites.
-Murmis y Portantiero, sobre los origenes del peronismo-
-Abelardo Ramos/ Laclau, nuevas identidades e izquierda nacional.
-Perón, retrospectivas.

6. Los gobiernos peronistas: "un modelo justicialista para el mundo"

-Estatuto del peón rural.
-La nación en Armas. Autarquía industrial. Mosconi y Savio.
-Análisis del primer y segundo plan quinquenal.
-La Constitución del '49.
-El ABC y la tercera posición.
-La Fundación Eva Perón
-La relación de Perón con la iglesia. Hacia una iglesia Peronista.
-Congreso de Filosofía del `49 en Mendoza. Debates alrededor de la Comunidad Organizada.
-Los levantamientos militares "gorilas" y el bombardeo a Plaza de Mayo.
-"Por cada uno de nosotros caerán cinco de ellos" .
-Las milicias obreras de Evita y el mito de las metralletas en la CGT.

7. El exilio de Perón. Y los textos furiosos

-Por el Paraná en la Cañonera Paraguaya
-Perón en Caracas.
-Ciudad Trujillo.
-Puerta de Hierro.
-"La fuerza es el derecho de las bestias"
-"Los Vendepatrias, pruebas de una traición"

8. La resistencia peronista.

-Las cartas Perón -Cooke. El delegado personal.
-El cadáver de esa mujer, Santa Evita.
-Pacto y ruptura, Perón Frondizi.
-Jauretche y los profetas del odio. La paradoja Cooke- Jauretche.
-Comando Superior Peronista y comando táctico.
-Operativo retorno.

9.La segunda resistencia y el surgimiento de la juventud maravillosa.

-La fundación de la JP, Rulli, Rearte, Nell, Dardo Cabo. Los malditos Caminos.
-Operativo Cóndor.
-Las FAP en Taco Ralo.
-Cordobazo.

10.Trasvasamiento generacional y las formaciones especiales

FAP, FAR, Montoneros.
-Ajusticiamiento de Aramburu.
-Cámpora trae a Perón.

11. Perón y el "Tío"

-Cámpora al gobierno, Perón al poder.
- La Hora de los pueblos, el ENA y el FREJULI.
-Aun no tronó el escarmiento...
-Rucci.
-Los estúpidos imberbes.

12. Llevo en mis oídos la más maravillosa música

- Latinoamérica ahora o nunca.
-Mi único heredero es el pueblo..

13. Isabel y el golpe militar

-López Rega y las “Tres A”
-El Operativo Independencia, el foco tucumano y la clandestinidad montonera.
-El Rodrigazo.

14. La vuelta a la democracia y los años 80's.

-Luder y Herminio, los mariscales de la derrota.
-El Congreso del PJ en La Pampa.
-La Revista Unidos.
-El peronismo sin las fuentes
-Ubaldini
-Cafiero enfrenta al caudillo neoliberal riojano


15. Los años 90's y el final cantado de 2001

- Mor Roig, Alsogaray y el almirante Rojas.
-Indulto: montonero o milico torturador, la biblia y el calefón.
- Cavallo que grande sos… “seduciendo al capital”
- Las relaciones carnales y el "robo para la corona".
-La re-reelección y la reforma Constitucional del 94
- Piedra papel o tijera: El riojano patilludo o el cabezón bonaerense.
-Los hielos continentales son nuestros…
-Cristina en el parlamento: “ paren la Ley de Flexibilización laboral…”

16. La recuperación del país: Kirchnerismo.

-19 y 20 del 2001
-Quiero ser presidente dentro de 10 años…
- 25 de Mayo del 2003.: Con la convicciones a la Rosada”
-Mar del Plata: La tumba del ALCA.
-¿Pingüino o pinguina?
-El campo sojero y oligárquico.
-Las medias neobienestaristas.
- Recuperacion de los fondos y nuevas jubilaciones.
-Asignación Universal por Hijo, etc, etc

- Y todo lo que falta por hacer...



Taller de Peronismo


"a lo único que no estamos dispuestos, es a no discutirlo..."



lunes, 4 de abril de 2011

La conversación en la sala de gabinete

ADELANTO EXCLUSIVO DE EL FLACO, DIALOGOS IRREVERENTES ENTRE NESTOR KIRCHNER Y JOSE PABLO FEINMANN





Los pormenores de la particular relación que el filósofo, escritor y columnista de Página/12 describe en su nuevo libro se iniciaron en 2003, tras la llegada de Néstor Kirchner a la presidencia, y se extendieron hasta 2006, cuando un mail le puso ¿fin? El libro que esta semana llega a las librerías muestra un perfil hasta ahora totalmente desconocido del ex presidente.

Por José Pablo Feinmann

Otra vez la voz del vocero presidencial en el teléfono:

–El Presi quiere verte. Tarde, como a vos te gusta. A las 8 de la noche. ¿Está bien?

Tomo un taxi.

–A la Casa Rosada.

–¿No va a cualquier lado usted, eh?

–Soy contador. Sumo y resto. Lo mío son los números, no la política.

Ese día iba mejor vestido. Llevaba corbata y un traje oscuro.

–Ajá, los números y no la política. ¿Le creo?

–Oiga, ¿cómo no me va a creer?

–No sé, usted tiene voz de político. De dar discursos.

–No di un discurso en mi vida. Una vez, en un reencuentro con compañeros del secundario. Estábamos todos en pedo.

–¿Qué le parece este Presidente?

–Hasta ahora no mató a nadie. Mírelo a De la Rúa. Con esa cara de Luis XXXII y se fue dejando más de treinta cadáveres.

–¿Luis XXXII?

–Dos veces más boludo que Luis XVI.

–Qué bueno. ¿Y cree que..?

–Dígame, ¿a ustedes les pagan por hablar con los pasajeros?

Llego a la Rosada. Ahora estoy en la sala de espera. Me avisan que el Presidente me va a recibir en seguida. Aparece Omar Bravo. Lo conozco de los tiempos de la revista Medios y Comunicación, que salía por 1981 y tenía bastantes huevos. La dirigía Raúl Barreiros, colaborábamos Sasturain y yo y algunos otros.

(...)

–¿A qué viniste? ¿A ver al Flaco?

Así lo nombró Omar: El Flaco. Le dije que sí. Después, no lo vi más. Hubo algo que no cerró y se fue, supongo. Pero desde el 2004 es profesor de Política Internacional en TEA. Y le va muy bien. Lo sé porque me mandó un mail: “Sé que estás escribiendo un libro sobre el Flaco: acordate que el que te recibió en la puerta fui yo. Y cuando el Flaco andaba a los gritos pidiendo tu número de teléfono también se lo di yo, que lo tenía desde los tiempos de Medios y Comunicación”. Lo notable es que yo lo había puesto antes de que llegara su mail.

Pasé a la sala de gabinete. Primero hay que atravesar el universo de las secretarias. Saludan, sonríen. Se las ve radiantes.

Entro en la sala de gabinete. Kirchner está lejos. Mira por una ventana. La Plaza de Mayo, seguro. Sin saludarme, gira y dice:

–¿Ves estas coberturas doradas? ¿Son una mierda, no? Las puso Lanusse. Si las sacás, se ve la Plaza. Pero la Plaza te ve a vos. La seguridad aconseja dejarlas. Cubrir esas ventanas, así la Plaza no te ve a vos y vos no ves a la Plaza. Pero yo, a la Plaza, quiero verla. Quiero estar cerca de la gente. Total, ¿qué va a pasar? Es muy pronto para que me peguen un tiro. Vení, sentate. El se sienta en la cabecera. Me indica el asiento de la derecha. Los asientos son de cuero gris. O lo eran ese día. (...)

Néstor siguió hablando. Ninguna formalidad había tenido lugar. Entré y él ya estaba hablando. No hubo saludos de ninguna clase. Qué tal. Cómo andás. Cómo te va, Presidente. Leí una nota tuya este domingo. ¿Vas a ir con Filmus a Santa Fe? ¿Cómo está Cristina? Nada. Ahora estábamos en la mesa de gabinete. Y él seguía hablando. Era como un monólogo interno. Había empezado antes de que yo llegara y ahora continuaba. Pero en voz alta y dirigido a mí. Esa continuidad era lo esencial. Porque esa continuidad decía quién era Néstor Kirchner: alguien que no se detenía. No paraba. Pronto vamos a estar en la Quinta Presidencial, van a ser las 4.30 de la mañana, él va a tener que volar a las 6.15 para Córdoba y sigue hablando. Somos pocos. Alguien –Alberto Fernández– le dirá: “Néstor, tenés que salir para Córdoba en menos de dos horas”. El estaba metido en un rompecabezas político, lo venía delineando desde hacía diez minutos. Con algún fastidio por la interrupción, dirá: “No importa. A mí me gusta esto”. Hará un gesto con las manos, abarcándonos. Significaba: “Esto”. Y esto era la política. Su obsesión, lo que le impedía detenerse. Vamos, vamos por todo.

Esa frase lo define mejor que ninguna otra. Sería erróneo enfocarla desde la mira de la ambición. ¡Claro que era ambicioso! Un político tiene que ser ambicioso. La política es el juego del poder. De desear, de amar el poder, de ambicionarlo. Un político que no ame el poder es un perdedor antes de largarse a los conflictos, a los antagonismos y a los consensos. Pero el vamos por todo de Néstor era más que eso. Era su fuerza interior, una certeza profunda acerca de la realidad y sus resistencias: todas podían ser vencidas, derrotadas. No hay caída de la que uno no se levante. De toda derrota se sale. Estaba animado por la pasión de la voluntad. La voluntad era un ariete contra el muro de lo imposible. No creía, como Perón, que la única verdad es la realidad. (Aunque, si le venía bien, podía decirla. De hecho me la dirá en la carta que habrá de enviarme en junio de 2006, al analizar nuestras diferencias ¿irresolubles?) Creía que toda realidad puede ser creada, si la creamos nosotros como fruto de nuestro triunfo. Y que toda realidad, si es adversa, puede ser vencida, porque nuestra pasión, nuestra voluntad de vencerla es más fuerte que ella. Al fin y al cabo, ¿qué es la realidad? Algo ya constituido, ya hecho, un bloque en sí, que remite a sí, cuya fuerza es no cambiar, es ser lo que es para siempre, la realidad es un cascote en el camino invencible de la voluntad. (...)

Sigue Néstor:

–Yo no voy a andar con medias tintas. Ojo: soy un gradualista. Pero el país está por el piso y cuando uno encuentra un país así no se puede dar el lujo de ser gradualista.

–Hay mucha pobreza, Néstor. Hay hambre. En algunas escuelitas de provincia los pibes se desmayan en el aula. ¿De qué? De hambre. Ese pibe está condenado. Entre tanto, un pendejo del Liceo Francés, rico, bien alimentado, desarrolla sus neuronas. Ese es un triunfador. El otro, no. El otro está condenado. Tiene una existencia...

–Una existencia-destino.

–Gracias por leerme.

–Hace rato que te leo. Mis hijos también. Contame bien eso de la existencia-destino.

–Sartre se equivocó cuando dijo que la existencia precede a la esencia. Desde nuestro pensamiento situado se equivocó. Hablaba desde un país del Primer Mundo. Deteriorado por la guerra, pero sin hambre. Aquí, la esencia precede a la existencia. Porque la esencia de un pibe de una escuela rural no es la misma que la de un pibe de un colegio privado. La esencia es lo que cada uno trae al mundo. Al nacer ya tengo un pasado. Tengo padres, tengo una casa (si la tengo), tengo un lugar al que llegué, puede ser Jujuy, Yahvi o la calle Arroyo, tengo comida, mucha, poca o ni una mierda. Eso me condiciona. Condiciona mi vida. Construye mi destino. Si no me alimento bien de pibe, si no recibo amor de mis padres, no voy a saber dar amor, no voy a saber querer. En la escuela rural la maestra es una piba llena de generosidad que hace lo mejor que puede. Pero en una privada de San Isidro una maestra tiene una formación privilegiada que es la que trasmite a los pibes que van a ser la derecha de mañana. Casi siempre es así. A veces, no. Rebeldes nunca faltan. Pibes que rompen con su clase social. O sea, prioridad número uno: cero hambre.

–Eso lo anda diciendo Lula. Pero “hambre cero” implica el tema del poder. Decime, ¿qué pensás del poder? ¿Quién lo tiene? ¿Nosotros?

–No.

–De acuerdo: nosotros tenemos que pelearle el poder al poder. Sacárselo en la medida en que podamos. Pero no va a ser fácil. Ahora la derecha está tranquila. Se asustó con el “Que se vayan todos” y los despelotes del 2001 y el 2002. Pero no saben retroceder. Ya me dieron un pliego de condiciones.

–¡Qué hijos de puta! ¿Te dieron un pliego de condiciones?

–Sí.

(No me dijo quién. Fue José Claudio Escribano, el de La Nación. Ese tipo, durante la dictadura, era un ideólogo de primer nivel. Bajaba línea desde su “democrático” diario, que apoyó todos los golpes de Estado.) (...)

–¿Conocés la respuesta que le dio Perón a Braden cuando le llevó su pliego de condiciones?

Larga una carcajada.

–Sí, pero yo al hijo de puta que me trajo el pliego de condiciones no le podía haber dicho: “No quiero ser bien mirado en su país al precio de ser un hijo de puta en el mío”. Porque los dos tenemos el mismo país. El quiere una cosa. Yo quiero otra.

–Esa es la historia de la humanidad: unos quieren una cosa, otros quieren otra. No tiene arreglo. (...)

–Pero, ¿tan fuertes se creen como para traerte un pliego de condiciones? ¿O te creen tan débil?

–Lo segundo. No olvidés algo: soy el Presidente que asumió con sólo el 22 por ciento de los votos. Nadie, nunca, en la puta vida, asumió con menos votos la presidencia del país. ¿Cómo querés que no me vean débil?

–Entonces, la cuestión es: cómo hacer para que te vean fuerte. O mejor: cómo hacer para que sepan que sos fuerte, que no les tenés miedo y que el 22 por ciento te lo pasás por el culo. (...) La pregunta es la de siempre: ¿cómo se crea poder?, ¿cómo se construye poder? Yo siempre dije una frase. La dije desde pendejo. Cuando se hablaba de “tomar el poder”. Todo el tiempo todo el mundo hablaba de tomar el poder. Y yo decía: el poder no se toma, se crea. Quería decir: para tomar el poder hay que tener un poder superior al del poder. Ese poder, ¿de dónde sale? El poder para tomar el poder, ¿cómo se construye?

–Eso era en los setenta. Se creía que tomar el poder era asaltar la Casa Rosada. Como lo hicimos el 25 de mayo del ’73. Con Cámpora en los balcones y nosotros dominando la plaza. Pero hoy, ¿dónde está el poder? No creo que hoy –hoy, eh– construir poder sea algo posible de reducir al ámbito nacional. Y con esto vamos a la cuestión de América latina. Acá ya nadie se libera solo.

–No hay liberación nacional.

–Eso está muerto. O la cosa es continental o no va.

(...)

–¿Se le puede creer a un tipo que llegó a presidente de la República?

–Otra vez: ésos son prejuicios de intelectuales. –Se levanta y vuelve a caminar por la sala. Se pone las manos en los bolsillos. Le gusta hablar como si mirara alguna lejanía–. Sin embargo, es cierto: no es fácil creerle a un Presidente. Más aquí. Más en este país. Tantas veces nos metieron el dedo en el culo...

–Escribí una nota con ese título: El dedo en el culo.

–Cómo era.

–¿Te acordás cuando De la Rúa, casi al final, ya boqueando, lo llama a Menem a la quinta de Olivos?

–Sí, hasta me acuerdo de la foto. Daba asco verlos a los dos juntos.

–Precisamente. De la Rúa ya era un dedo en el culo. Ahora lo llamaba a Menem. Otro dedo en el culo. ¿Para qué lo llamó? Porque quería una segunda opinión. Está basado en un chiste muy bueno. Un famoso urólogo en lugar de un dedo te metía dos. Quería una segunda opinión.

Ni bola le dio al chiste. Me sentí medio pelotudo. Siguió dando algunos giros por la sala. Las manos, las dos manos en los bolsillos del pantalón. Estaba en mangas de camisa. El saco andaba por ahí, tirado en algún sillón, la corbata también. Dice:

–Pero es cierto. Un Presidente ya no tiene credibilidad. Me la tengo que ganar. Hago cada cosa. No te imaginás. A la mañana hablo por teléfono a cualquiera. A cualquiera, eh. Agarro, marco un número y espero. Alguien atiende y le digo: “Buenos días, disculpe que lo moleste. Quería hablar con usted”. “¿Quién habla?” “El Presidente.” “¿Quién?” “El Presidente, Néstor Kirchner. Quiero preguntarle si está de acuerdo con lo que estoy haciendo.” Algunos me reconocen la voz. Esos, aunque no lo pueden creer, me creen. “Qué honor, señor Presidente”, me dicen. Yo les digo que el honor es mío. Y que me diga qué le parece lo que estoy haciendo y qué haría él en mi lugar. Es genial, genial. De lo que estoy haciendo hablan poco. Ahora, de lo que harían en mi lugar... ¡mamita! Tengo que cortarles. O les digo que me disculpen. Que los vuelvo a llamar mañana.

No sé cómo, pero –lo recuerdo bien– ahora estaba Miguel Núñez. Que se reía y tenía un montón de papeles que sostenía como un tesoro o como la prueba irrefutable de algo. Sí, era esto: la prueba irrefutable de algo. Dice:

–Néstor, contale lo que te pasa con los que no te creen. (...)

–Uy, sí. Algunos no me creen. Los llamo a la mañana, ¿no? Como a todos. “Hola, qué tal. Cómo anda.” “¿Quién habla?”, dice el tipo. “Néstor Kirchner, el Presidente. Quería saber...” “¿Quién?” “Néstor Kirchner.” Y el tipo se encula y me grita: “¡Andá a cagar, Carlitos! ¿A vos te parece andar jodiendo a esta hora? Ni el mate me preparé, boludo”.

(...)

Se pone a mirar algo. Uno no sabe qué. Por ahí, nada. No mira nada. Se mira adentro. Busca. De pronto, el ejercicio se acaba y te mira de golpe:

–¿Cuántos poderes hay en la Argentina? –pregunta.

–En cualquier lugar del mundo hay muchos poderes.

–No, no, esas boludeces ya las conozco. La multiplicidad de poderes. Todo se multiplicó en los últimos años. Sin embargo, la globalización es una. Que no jodan. Es una. Son ellos los que nos globalizan. Nosotros, de boludos, nos dejamos globalizar.

–Hay dos poderes en la Argentina. Los dos que Menem armonizó: el establishment y el peronismo. Menem sometió el peronismo al establishment.

–Entones no los armonizó.

–Fue una armonía, pero desigual. Menem convenció al peronismo de que el gran negocio, en los noventa, con la URSS hecha pelota, era seguir al establishment, al neoliberalismo. Nadie dijo que no. Total, todo se había ido a la mierda. Era la hora de ser socios de los triunfadores, de ser parte de la gran cosecha, de afanarse el país con ellos. Esos dos poderes siguen siendo los de hoy.

–¿Y vos proponés que yo me abra de los dos?

–No, que crees uno nuevo.

–¿Y mientras tanto en qué me apoyo?

–Ni el peronismo ni el establishment te pueden atacar por lo menos durante un año y medio. Si abrís un nuevo espacio, muchos te van a seguir. De todos lados. Peronistas que están hartos del aparato, gente de la izquierda, de los derechos humanos, empresarios podridos de los carcamanes del peronismo, hasta Estados Unidos. En serio, puede interesarles una fuerza nueva, democrática, lúcida, limpia, más que la mafia del aparato duhaldista.

–A mí me interesa eso. Y lo voy a intentar. Sobre la marcha se verá cómo viene la mano. Para hacerlo voy a tener que hablar con todos. La política es eso, eh. La política es no hacerle asco a nada. (...)

–¿Eso y no otra cosa? –pregunto.

–Eso y no otra cosa –insiste Néstor–. No hacerle asco a nada.

–Es lo que dice Perón en Conducción política: “A algunos les quiero dar una patada y les doy un abrazo”.

–Eso se lo debe haber dicho Maquiavelo al príncipe.

–Puede ser. Pero seguro no le dijo: “Cuando se negocia hay que ceder el 50 por ciento. Pero quedarse con el 50 por ciento más importante”. En fin, mirá de lo que le sirvió con la Jotapé. Negoció cagándolos a tiros.

Otra vez se queda en silencio. Pero poco. Hace en seguida una de sus transiciones bruscas. Néstor Kirchner es capaz de tomar decisiones impulsado por una fuerza interior que casi no le cabe en el cuerpo. Son tan veloces que uno no sabe si las pensó, si las había pensado o si no las pensó ni por joda, se largó a la pileta nomás. Es algo tan suyo, tan personal como cuando alguien le dice una idea, él no tiene ganas de darle pelota y, moviendo la mano de un lado a otro, con los tres dedos unidos y en punta como si fueran una lapicera, le dice:

–Anotalo. En serio, anotalo. Después me lo das.

Eso y “metetelo en el culo” es lo mismo.

–¿Vos conocés la pobreza? ¿Le viste la cara a la pobreza?

–No mucho en los últimos tiempos. Les vi la cara a los obreros cuando tenía una fábrica con mi hermano. Entre 1965 y 1982. Vino Martínez de Hoz, mi hermano se puso un negocio de Puerto Libre, hizo guita a patadas y yo tuve que negociar la quiebra. Me quedé en pelotas.

–La cara de los obreros no es la cara de la pobreza. Los obreros de la época que mencionás tenían laburo, salario, casa, familia, dignidad. La pobreza es indigna. Menem humilló a los obreros. Los transformó en mendigos. Pero, ¿recorriste el conurbano?

–Lo siento, no. Casi no salgo de mi casa. Escribo como un poseído.

–Le ves la cara a la pobreza y no te olvidás más. ¿Vos peleás por los pobres?

–Peleo para que todo sea menos brutal. No creo que pueda cambiar este sistema de mierda. Además, no tengo ninguna receta. No sé por qué lo cambiaría. Aumentaría la participación de los marginados en la renta nacional. Haría un plan de viviendas. Crearía industrias para que tengan trabajo. Pero ya no creo en el socialismo de Marx ni de Lenin. Hay que hacer otra cosa.

–¿Cuál?

–No sé. O sólo algo sé, apenas algo: nada de dictadura del proletariado.

–Insisto: vos peleás por los pobres. ¿Cuando decís que peleás para que todo sea menos brutal pensás en ellos?

–Sí.

–¿Y cómo no les vas a ver la cara?

–Se la veo en Buenos Aires, Néstor. Los veo revolviendo los tachos de basura. Estoy comiendo en Lalo y desde la ventana veo a los pibes revolviendo la basura. Después, como con una culpa que me perfora el estómago.

–Es el precio que pagás para tener la conciencia tranquila.

–La tengo tranquila. No puedo hacer más de lo que hago. No puedo pirarme como Simone Weil. No puedo ir a laburar a la Renault. Que, además, se rajó de aquí.

–Podés venir conmigo a Tucumán.

Otra faceta de Néstor. Los viajes sorpresivos: “Te venís conmigo”. Sigue:

–Estuve ahí. Fui en tren. Para ver bien todo. Para no dejar de ver la miseria. Cuando el pobrerío se agolpaba junto al tren me tiré sobre ellos. Quería tocarlos, que me tocaran. Tenía un ramo de flores. Ellos sabían para qué había ido. Había una gran fosa. Los milicos habían enterrado ahí doscientos cadáveres. ¿Pocos, no? Total, estamos acostumbrados a cifras peores. ¿No son una mierda las cifras? Te dicen doscientos, quinientos, diez mil, treinta mil y no ves ni una cara. Te muestran la foto de un pibe, de una piba y te querés morir. Te ponés a llorar. “Hijos de puta”, decís. “¿Cómo pudieron matar a esta piba, a este pibe?”. Me llevaron hasta la fosa y ahí tiré el ramo de flores. Después volví al tren y me fui. Oíme bien, la próxima vez que vaya a Tucumán te venís conmigo. Te agarro de un brazo y nos tiramos juntos sobre la gente. Ahí le vas a conocer la cara a la pobreza.

No supe qué contestarle.

Entonces apareció Cristina. Venía contenta, cargaba con un libro de dimensiones temibles. Camina pisando fuerte, siempre decidida, siempre sabe a dónde va. Todo piso que pretenda tolerar esa pisadas deberá ser fuerte. Si no, se agrieta. Si se agrieta, ella no se hunde. Da un pequeño salto y sigue por otro carril. Hasta donde yo sé –no es mucho lo que sé, pero creo conocerla–, Cristina se fija una meta y la meta no se le escapa. Apunta hacia y hacia ahí va. (...) Ahora pone el enorme libro sobre la mesa de gabinete. Es un libro sobre los glaciares.

–Hola, José Pablo. –Y sin pausa alguna– Miren esto. ¿No es hermoso?

Néstor lo mira minuciosamente. (¡Cuánto hace que no meto este adverbio! Claro: apesta a prosa borgeana.) Del modo que sea, el adverbio ya está. Sigamos con él. Si Néstor mira minuciosamente, ¿con qué ojo lo hace? Se supone que con el que no se le piantó para un costado. ¿Cuál es? No es fácil la cosa.

Cuando hablo con él no sé bien dónde mirarlo. Porque uno no demora en descubrir el ojo correcto. Sin embargo, ¿hay que mirarlo siempre ahí? ¿No es remarcar su carencia (esa desviación es una carencia: la carencia de un ojo bien centrado) mirarle solamente el ojo sano? No hacerlo, me pone mal. ¿Por qué no mirarle los dos ojos? Tiene dos ojos. Uno, desviado. Pero no es menos suyo que el otro. Y los dos deben haber tenido la misma importancia en su vida. Y hasta acaso más la tuvo el desviado. Porque era el problema a superar. ¿Cómo superar que uno tiene un ojo para otro lado? ¿Qué cargadas habrá tenido que aguantar de pibe? ¿Cuántas veces se habrá tenido que agarrar a las piñas? Los pibes son muy crueles con esas cosas. (“¡Virola! ¡Bizcacho! ¡Se te piantó un ojo, boludo!”) ¿Acaso en esa frase admirativa de sus compañeros cuando conquistó el corazón de Cristina, la envidia no estaba aumentada por la cuestión del ojo?

–¿Vieron la mina que se levantó Lupín?

Podría significar:

–¿No es increíble que el virola éste, con ese ojo que se le fue a la mierda, se haya levantado esa mina?

Cuando me mira de frente trato de mirarle los dos ojos. Darles la misma jerarquía. Y, cuando no puedo, le miro el entrecejo. De esto debe estar más que apiolado porque lo deben hacer muchos. Es la más fácil. “Le miro el entrecejo y zafo.” Porque hay otro problema: no es tan fácil descubrir en todo momento cuál es el ojo al que hay que mirar. A veces se le mezclan a uno. Y se encuentra mirando el que no quería, el que se había vedado. La clave –creo– es no vedarse ninguno. Mirarlo a los ojos como suele decirse. Si uno lo mira así (a los ojos) lo mira indiferentemente a uno y a otro. Se libera del problema del ojo privilegiado. Total, a él ya le debe importar poco a dónde lo miran. Creo que delegó el problema en el otro. Con el tiempo encontrará una solución fantástica. Los grandes actores norteamericanos, los rudos, los que hacen películas de cowboys o de guerra y tienen que andar mucho bajo el sol, siempre entrecierran los ojos. Clint Eastwood tiene los ojos como dos rayitas. (...) El ceño siempre fruncido, siempre malhumorado, y la boca la ladeaba hacia la izquierda o hacia la derecha. Cuando lo hacía mostraba los dientes y cerraba ese ojo, el otro lo dejaba totalmente abierto. La excusa era el sol. Alguien (¡qué lástima que no fui yo!) le dio a Néstor estos datos. O él lo descubrió solo al asunto ese de cómo cerrar un ojo y quedar como un cowboy bravío. La cuestión es que empezó a hacerlo y le quedó bárbaro. Clint Kirchner reemplazó al pibe del ojo virado de la primaria, de la secundaria, de la facultad, de la militancia. Se acabó: ahora era el Marshall de la República, era Clint Kirchner y tenía, como siempre, a la chica más linda del pueblo.

La chica más linda del pueblo dice:

–¿No es hermoso?

–Son los glaciares –dice Néstor.

–Sí, ya sé, bobo. Pero el libro me lo regaló Joseph Stiglitz. Hace dos horas que estoy hablando con él y tiene un montón de ideas para ayudarnos.

Joseph Stiglitz es Premio Nobel de Economía. Suerte que Cristina no agregó: “Vos, en cambio, hace dos horas que estás con este nabo con el que no vas a ir a ningún lado”. Pero yo lo pensé. “Cristina debiera decirle eso.” Jamás lo habría hecho. Sin embargo, si así me pareció, tal vez fue porque algo de eso flotó en el ambiente. ¿O era yo el que lo sentí, era yo el que se sentía un intruso en la Casa de Gobierno, el que no tenía un Premio Nobel ni Saramago le había dicho cómo ganarlo? Stiglitz siempre fue importante para el gobierno de Néstor y Cristina y sigue ahora cerca de ella. Desde luego, está contra la libertad de mercado, a favor del intervencionismo estatal y el Mercosur. Para el establishment y sus periodistas, una pesadilla. Un enemigo mortal.

Cristina dice:

–Hasta luego –y desaparece tras la puerta.

–¿No querés ir con Stiglitz? –le pregunto a Néstor–. Debe tener cosas más importantes que yo para decirte.

Néstor sonríe sonoramente.

–No te creo que digas eso en serio. Para vos, un economista, aunque sea Stiglitz, es un tipo que sabe sumar y restar, pero de política nada.

–Conocés la frase: la política es algo muy importante para dejársela a los economistas.

–¡Claro! Miralo a Menem. Les dejó el país a los economistas. Lo hicieron mierda. Pero hay otra cosa.

–¿Otra cosa?

–Otra cosa por la que no te creo que digas en serio que me vaya con Stiglitz y te deje. Entre Stiglitz y vos, te parece mucho más importante que esté con vos.

–Bueno, con Stiglitz está Cristina. Es posible que ya sea suficiente.

–Tampoco es por eso. Mirá, José Pablo, vos tenés muchas buenas cualidades. Pero creo –creo, eh– que la modestia no figura entre ellas.

–¿La modestia es una buena cualidad? ¿No es una cualidad medio pelotuda? ¿De qué te sirve la modestia?(...) ¿Vos sos modesto? Si me decís que sí tampoco te creo.

–No sé si soy o no modesto. Pero soy bravo, peleador. Voy a tratar de armar un gran quilombo antes de que me saquen de aquí. ¿Y sabés cómo me sacan de aquí?

Se inclinó hacia mí y me miró fijo. No supe con cuál de los dos ojos, pero sin duda con el mejor. Y con una certeza que sostenía existencialmente todo su edificio político, dijo:

–De aquí me sacan con los pies para adelante. Solamente así.

Me encargó una misión que ya comentaré. Pero nuestra conversación en la sala de gabinete había terminado. Terminó con esa confesión de hierro. Esa confesión que implicaba la aceptación del riesgo de la vida y la decisión de entregarla si era necesario. Creo que también agregó:

–Yo, de aquí, no me voy en helicóptero.

Ese encuentro –el primero– había durado una hora y 45 minutos.