CRISTINA 2011

CRISTINA 2011
Menos mal que Macri tiene a la "señora de enfrente" que arregla todos los kilombos y lucha por todos los argentinos

lunes, 17 de enero de 2011

"Cuanto peor mejor"

Gracias a Alan por acercarnos estos textos, sobre el debate Galasso - Wermus (Altamira).


Mucho se ha escrito sobre la morfología de los "partidos de masas" desde principios del siglo XX, sin embargo el caso de los partidos de la izquierda Argentina tiene la particularidad de ser partidos que copian a los partidos de masas formados dentro de la tradición socialista marxista, pero sin adhesión o presencia significativa a nivel popular.

Creo que es lamentable la posición de Altamira (Samuel Wermus) ese "cuanto peor mejor", nos llevó a todos a la mierda.

A esta altura, la acción política del PO, ya no se puede mencionar, sólo como una “desviación” del marxismo-leninismo, como diría un stalinista, o de "infantilismo de izquierda" como el mismo Lenin y Trostki describieron a este tipo de posicionamientos políticos de un partido nuevo y chico, sino que es algo más oscuro.

El PO, no es un partido "nuevo" y tampoco "chico", si se tiene en cuenta que está en todo el país, posee periódico de tirada regular, tienen presencia constante en la calle, hacen propaganda a través de afiches y pintadas, tienen un frente de desocupados, el Polo Obrero, que recibe asistencia del gobierno nacional a través de planes y programas sociales, posee una fuerza de relativa importancia en las universidades de todo el país, tienen un incipiente trabajo gremial en el gremio docente y presencia en los colegios secundarios. Sin embargo, el PO no llega al 2% de los votos elección tras elección.

El PO es una estructura jerárquica, cerrada, burocrática, con políticos profesionales que cobran sueldos y que "han dedicado toda su vida" a eso: ser del PO, y ejercen un control de hierro sobre toda la estructura, que en apariencia es "político e ideológico", pero que en realidad esconde la sobrevivencia de ese núcleo dirigente profesionalizado; ya no son trabajadores que militan, son militantes que trabajan de dirigentes del partido.

La participación en los conflictos más que el interés solidario por el problema y la búsqueda de la solución a través de la lucha social, es visualizada como una vía para justificar la misma existencia del partido. De cada conflicto queda un balance: tantos se fueron por "disidencia", tantos entraron "nuevos", ¿son más los entraron que los que salieron? Todo está en orden, ¡a delante! la conducción está asegurada y fortalecida.

El PO no está solo en estos planteos de delirio político, se podría decir que son la avanzada de un montón de pequeñas expresiones con discurso de izquierda radicalizada que se proyectan como una clara oposición al gobierno y al sistema, pero que subsisten gracias a las asignaciones sociales que parten del Estado y que estos grupos administran bajo la idea de que se le “arrancó algo al Estado”.

Esta idea del Estado como algo separado de la sociedad y detentado por una clase social capitalista, enemiga de los trabajadores, y que en su existencia se manifiesta la complejidad de la lucha de clases, es de larga data y propia desde su génesis en la literatura marxista. Esta lectura lineal y clásica no tiene en cuenta el rol reparador, dignificante o mejor dicho “justicialista” que ha tenido el Estado en la Argentina para los sectores populares. No ven al Estado mismo como una zona donde también se desarrollan los conflictos sociales. En la obsesión por “arrancarle algo al Estado” se ciegan y no ven que ellos o todos formamos parte de este. En la negación a la política no pueden reconocer la diferencia de quien conduce el desarrollo de los miles de aparatos estatales, y recaen en planteos vergonzantes. El año pasado estuvo de moda una consigna entre la izquierda universitaria de Buenos Aires donde se ponía en la misma sintonía al Gobierno Nacional con el de la Ciudad de Buenos Aires proclamando que “Cristina es igual a Macri”. No es aquí donde mostraremos la evidentes deferencias, ya lo hemos hecho; como tampoco expondremos las razones por las que el sector de esta izquierda decidió votar en contra de la “Nueva Ley de Medios Audiovisuales” por considerarla “K” durante las asambleas que se desarrollaron en la Facultad de Ciencias Sociales donde se cursa la carrera de Comunicación Social. Pero si vale la pena citar estos casos a modo de ejemplo de cómo se piensa al Estado en una de sus funciones como puede ser la Universidad confundiéndolo con cualquier conflicto de corte gremial-sindical. Al pensar al Estado como un aparato separado de la sociedad, se recae en la lógica que lo equipara a una empresa capitalista, entonces no existen profesores, alumnos, profesores eméritos, ni docentes ad-honorem, la comunidad educativa se reduce a la patronal y el partido se enfrentará hasta poder destruir esa abominación humana que es la clase explotadora. El problema es que se trata de ideas y de mecanismos totalmente diferentes.

Finalmente quisiera decir, obviamente, que no se le “arranca” nada a Estado, sino que se está siendo parte de un proceso dialéctico de intercambio social y que ¡en buena hora! el Estado se manifiesta diferente debido a las políticas sociales que lleva adelante el gobierno kirchnerista, puesto en comparación real con los años del menemismo o Dela Rúa. Por otro lado como dijimos ya que no se puede pensar a la universidad o al Estado como una fábrica de galletitas, tampoco se puede actuar sindicalmente como si fuera una asamblea estudiantil, los actores sociales son diferentes aunque compartan el mismo signo ideológico, no se trata de solo de denunciar las burocracias sindicales ¡todos sabemos que existen y a nadie les gusta! pero tampoco se puede actuar como un zonzo como si no existieran y disputar el espacio como si se tratara de ubicar una columna y las banderas en algún “lugar” en alguna marcha.

Como dijo el compañero Galasso esperemos que por fin no sean tan funcionales.

Saludos. jj

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